La historia: Arthur Wellesley nació el 1 de mayo de 1769 en Dublín, Irlanda, procedente de una familia noble, su padre fue el primer conde de Mornington. Cursó estudios en el Eton College y en la Academia militar de Angers (Francia). Entra al ejército británico en 1787. En 1796, ya como coronel, se trasladó a la India, donde su hermano, Richard Wellesley, había sido nombrado Gobernador. En 1803 alcanza el grado de General y logra pacificar ese país, sometiéndolo definitivamente a la dominación inglesa.
En 1804 regresó a Gran Bretaña, donde le fue concedido el título de “Sir” y se le eligió miembro del Parlamento británico. Tomó parte en las guerras contra Napoleón Bonaparte y en 1808 recibió el mando de las tropas británicas enviadas a Portugal, con la orden de combatir a las tropas francesas en España.
Fue allí donde Wellington forjó su prestigio militar obteniendo importantes victorias. En 1813 pasa a Francia y en la ciudad de Toulouse, vence finalmente a los ejércitos napoleónicos. Como premio a sus triunfos le fue concedido el titulo de Duque de Wellington, y el 18 de junio de 1815, con el refuerzo de las tropas del Mariscal prusiano Blücher, derrotó definitivamente a Napoleón en la batalla de Waterloo (Bélgica), una acción decisiva, adonde puso de manifiesto, su gran habilidad defensiva.
El Parlamento, por sus servicios al país, le otorgó una pensión vitalicia de 15.000 Libras Esterlinas anuales (más de 1.500.000 dólares USA actuales) y dos aportes en efectivo por un total de 260.000 Libras Esterlinas (más de 26.000.000 de dólares USA actuales) que utilizó para comprar dos propiedades: Un palacio en Hampshire y otro en Londres. Retirado del servicio activo, entra en la política, en 1828 es nombrado Primer Ministro y en 1842 asume la Comandancia en Jefe del Ejército, cargo que desempeñó hasta su muerte, el 14 de septiembre de 1852. Fue enterrado en la Catedral de St. Paul, en Londres.
Un detalle: En su juventud Wellington no fue un buen estudiante, era tímido y solitario, sus padres lo consideraban como pasablemente torpe , y tenían puestas todas sus esperanzas en su brillante hijo mayor, Richard, quien además heredaría el título de Conde y la fortuna de la familia. Con el fin de encontrar algo que el pobre Arthur pudiera hacer, cuando tenía 18 años su familia le compró una comisión de alférez en el ejército británico. Por esos días escribió a un colega aristócrata: Tenemos a la escoria de la tierra como soldados rasos. Se ve que no le tenía mucho aprecio a los plebeyos bajo su mando
Otro detalle: En 1791, Arthur se enamora de Catherine Pakenham, hija del Barón Longford, que tenía 20 años y un rostro encantador, le propone matrimonio, pero el barón no da el permiso para que ella se case por considerar a Wellington un segundón (no heredero) sin bienes de fortuna. En 1806 Wellington regresa de la India, con el grado y sueldo de General y el titulo de “Sir”; sin haber visto a Catherine en más de 11 años, vuelve a solicitar su mano. Esta vez el Barón si concede el permiso, pero en ese lapso ella había contraído la varicela que había destruido toda su belleza. Arthur sin embargo mantuvo su promesa de casarse con ella. El matrimonio fue un fracaso y al poco tiempo se separaron.
Otro detalle: El 13 de Agosto de 1812 Wellington toma Madrid y se comisiona al gran pintor Goya para que le elabore un retrato, pero el británico considera que algunos de los rasgos pintados por Goya no son parecidos a él y así se lo hace notar. Goya, que era sordo, no entiende bien lo que se le dice y se considera insultado, pierde el control y furioso se apodera de su pistola para vengar la afrenta, afortunadamente su hijo Javier le arrebata el arma de las manos. Wellington que también tenía mal carácter no quiso saber más de Goya. Pero luego se hizo la paz y se pudo terminar el retrato.
Un último detalle: En 1808, la alianza entre Napoleón y España motivó al gobierno inglés a iniciar las hostilidades contra el Imperio Español. Francisco de Miranda fue llamado para que colaborara en una invasión británica a Venezuela que sería llevada a cabo por el mismo Miranda y por el general Wellesley. Según se le informo a Miranda la idea era ayudar a los venezolanos a independizarse de España, pero en un memorando dirigido por Wellesley al gabinete se constatan las verdaderas intenciones inglesas: Los territorios de la Capitanía General de Caracas son los más fértiles del mundo y podrían transformarse en la más valiosa colonia que la Gran Bretaña podría poseer. Una expedición de 10.000 soldados estuvo a punto de salir hacia nuestras costas. De llevarse a cabo, con certeza Inglaterra se hubiera apoderado de toda Venezuela, de la misma manera que se anexó en 1763 la isla de Trinidad y en 1830 de la actual Guyana, que habían sido parte del territorio venezolano. Pero sorpresivamente Napoleón invadió a España, convirtiendo a este país en un enemigo de Francia y en un aliado inesperado de Inglaterra. Y así, a último momento, la mencionada expedición, fue enviada a combatir a las fuerzas francesas en España. Venezuela estuvo a punto de ser una colonia inglesa, y por un azar del destino no fue así.
Fuentes:
- Antoine d’Arjuzon. “Wellington”, Ediciones Palabra S.A., Madrid 2003
- Lawrence James. “The Iron Duke”. Random House UK, 2002
- Alfredo Toro Hardy. “Cuando Venezuela estuvo a punto de ser Colonia Inglesa”. El Universal, 2004.