La historia: Nace en Maracaibo (Zulia) el 21 de abril de 1895, hijo de Johannes Meyer, comerciante de café, de origen alemán y de María Baldó, nacida en Cúcuta, pero de familia tachirense. En 1899 la familia Meyer Baldó se traslada a Caracas; en 1908, se mudan a Alemania, que para ese momento era un país muy prospero y se radican en Hamburgo. En Noviembre de 1914 comienza la primera guerra mundial y a los 19 años Carlos se presenta como soldado voluntario, ingresando al 3° Escuadrón de Caballería del ejército alemán, mas tarde es ascendido al grado de Teniente, por su brillante actuación como combatiente y le es concedida la condecoración “Cruz Hanseática”, por su valor en batalla.
No fue sino hasta mediados de 1916 cuando Meyer es seducido por las aeronaves militares y solicita entrar en la aviación militar alemana siendo enviado a la escuela “FEA No. 3”, en la ciudad de Gotha. El entrenamiento de Meyer culminó en enero de 1917 y fue asignado al escuadrón de reconocimiento “FA 201”, donde inició sus misiones en el frente occidental
Hacia fines de junio de 1917, el afamado as de la aviación, el Capitán Manfred Von Richthofen (El Barón Rojo), buscaba pilotos para su Escuadrón Aéreo de Caza Nº 11. Dadas las recomendaciones de sus superiores, y por su destacada actuación, valentía y pericia como piloto, Meyer es seleccionado para hacer parte de dicho escuadrón, que hacia parte de la unidad de aviación más famosa de toda la historia, «El Circo Volante del Barón Rojo»,
Consigue su primer derribo el 31 de Julio de 1917, a sus 22 años, cuando en Flandern (Belgica), derriba el biplano inglés RE.8 del Teniente A. J. Longton. Durante la guerra Meyer Baldó conseguiría un récord de 7 derribos (cuatro confirmados y tres no confirmados). Por todos estos logros fue premiado con la “Copa del Ganador en Combate Aéreo” y condecorado con la “Cruz de Hierro”, tanto en primera como en segunda clase. Poco antes del fin de la guerra, en 1918, es enviado como instructor a la Escuela de Escuadrones de Caza No. 2, para aprovechar sus habilidades en la formación de nuevos pilotos.
Terminada el conflicto Carlos permanece en Alemania por otros siete años, pero ese país había quedado destruido y la situación económica era insoportable, por lo que decide regresar a Venezuela, que gracias al petróleo pasaba por un auge económico. En 1926 llega a Caracas, y en 1931 pide ingresar a la Aviación Militar Venezolana, pero él ya tenía 14 años sin volar, por lo fue enviado a los Estados Unidos para que se pudiera actualizar. A su regreso es designado como subinspector e instructor y además se le reconoció el rango de teniente alcanzado en Alemania.
Murió el 27 de noviembre de 1933 en Maracay, en un trágico accidente aéreo, cuando hacía una maniobra y el ala de su avión se desprendió, por lo que cayó a tierra estrepitosamente. Fue enterrado en El Cementerio General del Sur de Caracas. Tenía 38 años y no dejó hijos.
Un detalle: Al iniciarse la guerra, cuando se presenta como voluntario en el ejército alemán, fue rechazado por su origen latino, pero insistió, y junto con su padre, demostró ser también alemán, siendo finalmente aceptado y asignado a la escuela de Caballería de Wandbeck.
Otro detalle: En su primera misión se enfrenta al veterano inglés, el Capitán Noel Webb con quien sostiene un arduo y encarnizado duelo aéreo cuando es herido de bala y forzado a aterrizar. Mientras se recupera de su herida recibe una cinta con los colores de la bandera venezolana bordada por sus hermanas, que él siempre llevaría consigo en todos sus combates.
Otro detalle: Todos los pilotos del “Circo Volante del Barón Rojo” pintaban sus aviones, con colores e imágenes llamativas. Meyer, que amaba los perros, pintó en su Fokker DV.II, el dibujo de un perro bulldog babeante, encadenado a la cabina.
Un último detalle: Durante sus exequias se le rindieron los honores militares correspondientes y a ellas acudió una misión especial enviada por el Ministro de Aviación Alemán, Hermann Goering, que había sido su jefe y amigo durante la primera guerra mundial. El representante de esa delegación, el Barón Wilhem Birtner, tomó la palabra y dijo: “Caballeros, el Ministro Goering, me comisionó para poner esta corona en la tumba del piloto venezolano, el teniente Carlos Meyer Baldo, en testimonio del afecto y amistad que mantuvieron durante la guerra, cuando ambos eran camaradas en el famoso “Escuadrón Richtoffen”. Les pido por lo tanto que se unan a mí para honrarlo, ya que él siempre cumplió con sus deberes de soldado, defendiendo su patria, Alemania y muriendo ahora al servicio de su patria, Venezuela”.
Fuentes: – –
Clemente Balladares Castillo. “El Teniente Carlos Meyer Baldo”. Eds. Fundación Polar, 2005
Kurt Nagel Von Jess. “Algunas familias maracaiberas”. Eds. Universidad del Zulia, 1969
Diccionario General del Zulia” Ediciones Banco Occidental de Descuento, 1999