Infectados con los bubones

La historia: La peste negra (al igual que el corona virus) se originó en China, cerca del año 1333. En 1346 esta bacteria llegó al puerto de Messina (Sicilia) través de un buque mercante genovés procedente de Asia, lo que desataría una terrible epidemia que se expandió rápidamente por toda Europa, se estima que solo en ese continente perecieron unas 30 millones de personas, un 30% de la población total, y causó un igual estrago, si no mayor, en África y Asia.

La enfermedad era transmitida por las ratas negras que estaban infectadas con la bacteria “yersinia pestis”, y la inoculaban a los humanos a través de las picaduras de las pulgas que ellas portaban. Luego, el bacilo se iba incubando por 37 días, pero solo 5 días antes de la muerte aparecían los primeros síntomas de la enfermedad, los «bubones» o llagas negras, que se esparcían en la piel, de allí los términos «peste bubónica» o «peste negra». Los contagiados antes de morir sufrían horriblemente con altas fiebres, dolores de cabeza, escalofríos y delirios.

Las ciudades ofrecían las mejores condiciones para que la epidemia se propagara;  las casas y calles congestionadas y las alcantarillas infectadas por las ratas eran el terreno ideal para ello. Por miedo a la contaminación los enfermos eran abandonados a su destino y de los cadáveres insepultos emanaba un hedor horrendo; por lo que la gente  huía masivamente  hacia los campos, llevando con ellos todo lo que podían cargar en caballos y asnos.

Entre las fuentes escritas de la época, se encuentran innumerables menciones apocalípticas, como las del célebre escritor italiano Giovanni Boccaccio, que en 1352 escribe en su libro «El Decamerón»: «Muchos desayunaban en la mañana con sus familiares y cenaban en la noche con sus antepasados, en el otro mundo» y dice también: «Casi hora a hora centenares de cadáveres eran trasladados a fosas enormes, adonde los tiraban como mercancías…». Por su parte el gran poeta Petrarca, también italiano, clamó al cielo: «¿Por que merecemos tal castigo?».

Por esos tiempos no se sabía que originaba la infección ni cómo combatirla, en un principio la mayoría de la población creía que esta era un castigo divino a causa de los enormes pecados de la humanidad, así que se hacían innumerables procesiones pidiendo misericordia al señor y donde participaban muchos grupos de «flagelantes», que se azotaban con látigos con púas de hierro, haciéndose grandes heridas en el cuerpo para expiar los pecados del mundo. Pero a pesar de todas las oraciones y penitencias la epidemia no desaparecía, y los sacerdotes se negaban a dar la extremaunción, por miedo al contagio, por lo que muchos perdieron la fe en dios y optaron por gozar lo que les quedara de vida, abandonando el trabajo, bebiendo en exceso y teniendo comportamientos  amorales.

A causa de esta plaga el mundo cambio radicalmente, la iglesia dejo de tener el inmenso poder que tenia sobre la sociedad de la edad media, ya que no solo muchos dejaron de creer en ella, sino que también, a causa de la muerte de tantos sacerdotes, monjas y seminaristas, se tuvieron que cerrar  muchos monasterios, conventos y templos. La nobleza por su parte fue  también muy afectada, ya que esta escasa minoría culta moría con igual rapidez que la gran masa de analfabetos.  Por otra parte al descender la población, y con ello la fuerza de trabajo, las clases más bajas aumentaron su importancia.

Finalmente, esta calamidad llegó a su fin en 1352, dejando una gran desolación, pobreza y hambruna. Pasarían dos siglos antes de que Europa recuperara el  mismo nivel de población que tenía antes de su llegada. La peste negra regresaría  intermitentemente durante los siguientes 400 años, pero nunca en la misma magnitud que tuvo en el siglo XIV.

Un detalle: Desde 1337 Francia e Inglaterra se enfrentaban en la llamada “Guerra de los 100 años”, pero en 1348, con la llegada de la epidemia, que afecto inmensamente a esos dos países, los reyes de ambos bandos, Felipe VI de Francia y Eduardo III de Inglaterra, se vieron obligados a negociar una tregua, la llamada “Paz de Calais”, que duró 6 años, pero el conflicto recomenzó en 1354, cuando ya la plaga había finalizado.

Otro detalle: En Octubre de 1348 el mencionado rey de Francia, Felipe VI, pidió a la Facultad de Medicina de Paris que indicara cuales eran las causas de la pandemia, después de muchos estudios y deliberaciones, los doctores dictaminaron que se debía a una triple conjunción de Saturno, Júpiter y Marte, en el grado 40 de Acuario. Este veredicto circuló por toda Europa y fue aceptado por muchos. Así era la medicina en la edad media.

Otro detalle: Para atender a los enfermos y contrarrestar la propagación del mal, los gobiernos contrataban funcionarios públicos, conocidos como “médicos de la peste”. Por esos días se pensaba que el mal se contagiaba a través del aire, por lo que estos “médicos” se vestían con una larga túnica, guantes, un par de lentes para los ojos y una singular careta en forma de pico de ave, que tenía en su interior paja y sustancias aromáticas, con las que se creía que se podía evitar el contagio, esas, eran las “mascaras tapabocas” de esos tiempos.

Otro detalle: Un tratamiento para combatir la dolencia era abrir lo bubones, vaciarlos y rociarlos con orina y heces humanas, ya que se creía que la hediondez ahuyentaba al microbio. A las personas que no se habían contagiado se les recomendaba que no se bañaran, para preservar así los malos olores en el cuerpo, otro argumento para evitar el baño era que este abría los poros de la piel y por allí podía pasar el germen, pero la falta de higiene en la población causó que la peste se propagara aún más velozmente, a través de las pulgas y piojos alojados en los humanos.

Otro detalle: A manera de prevención se aconsejaba el consumo de bebidas alcohólicas, que se suponía evitaban la enfermedad (o por lo menos le inducia a uno a preocuparse menos de ella), y así el alcoholismo se apoderó de Europa en una proporción nunca antes vista, y que se ha mantenido hasta el día de hoy.

Otro detalle: Cuando se desata la epidemia la sede del papado no estaba en Roma, sino en Aviñón (Francia) y el papa de ese momento era Clemente VI, que por ordenes medicas tuvo que pasar el caluroso verano de 1348 sentado entre dos fuegos que se atizaban constantemente. Se piensa que posiblemente este calor extremo y el humo hayan mantenido alejadas a las pulgas, por lo que el papa sobrevivió

Otro detalle: Como solía ocurrir en toda Europa por esos tiempos, a los judíos se les acusó de ser los causantes de este mal, ellos tenían mejores hábitos de higiene personal y se infectaban en una proporción mucho más baja; por lo que el resto de la población se preguntaba ¿Por qué  ellos son inmunes a la enfermedad mientras que nosotros fallecemos en grandes cantidades? Y se llegó a la conclusión de que todo era una conspiración  de los judíos para eliminar a los cristianos, envenenado los pozos de agua. Así que durante un tiempo fueron muy perseguidos y algunos torturados para que confesaran sus crímenes. Como consecuencia en muchos lugares se redujo el número de habitantes de estas comunidades. Ante este desacierto el mencionado papa, Clemente VI, en 1348, emitió dos bulas donde condenaba toda violencia contra los judíos e instaba al clero para que tomara las medidas necesarias para su protección

Otro detalle: Con el tiempo las autoridades observaron que los síntomas de la enfermedad no tardaban más de 35 días en manifestarse. A tal efecto se estableció que durante 40 días nadie podría salir de algún pueblo o ciudad, y se instaba a la población a permanecer en sus casas. De igual manera, cualquier persona que llegaba a una localidad era confinada en algún lugar apartado y si superaban los mismos 40 días sin mostrar síntomas se consideraba que no contagiarían a otras personas y se les dejaba pasar. A partir de entonces se acuñó la palabra “cuarentena” que definía la exclusión y aislamiento temporal de personas; termino aun usado hoy en día. Por cierto, este resulto ser el único tratamiento exitoso, puesto que todas las ciudades que lo implementaron lograron mantener controlada la pandemia.

Otro detalle: El poeta italiano Petrarca (antes citado) estuvo por un tiempo viviendo en Aviñón, adonde trabajó para el Cardenal Giovanni Colonna y donde el papa Clemente VI fue su mecenas. Allí conoce a su musa, «Laura», Marquesa de Sade, de quien se enamoró platónicamente y que le inspiró su obra maestra, “El Cancionero”, que lo llevó a la inmortalidad. Pero Laura, muere a causa de la peste y aparece en la lista de fallecidos de esa ciudad el 3 de Abril de 1348. Laura fue la lejana progenitora de otro Marqués de Sade, que 300 años más tarde le daría su nombre a un vicio muy difundido: «El sadismo».

Un último detalle: Ya desde el siglo XI el Papa Gregorio VII asoció a los gatos con el demonio y en las iglesias se decía que en las misas satánicas el diablo se hacía presente como un gato negro, y desde ese momento comenzó en toda Europa la matanza de estos animales domésticos. Tres siglos más tarde, a la llegada de la peste negra, se dijo que los gatos eran los causantes de ella, lo que trajo una masacre de estos felinos, que estuvieron a punto de extinción. Pero los gatos son los depredadores naturales de las ratas y hubieran sido la primera línea de defensa contra el verdadero portador de la plaga. Si en Europa no se hubieran exterminado a la mayoría de los gatos, la peste hubiera podido ser reducida a un mínimo. Algunas supersticiones sobre los gatos, que se originaron en la edad media, aún persisten, como la del gato negro que se atraviesa en el camino de una persona, lo cual le trae  a esta la mala suerte.

Fuentes:      

  • Indro Montanelli. «L’Italia dei Secoli d’oro». Editorial Rizzoli, 1978.      
  • Giovanni Boccaccio. «El Decamerón». Editorial Bruguera, 1978.   
  • Bill Fawcett. «100 mistakes that changed history». Berkley Books, 2010.  
  • Frances Stonor Saunders. «The Devil’s Broker». Harper Collins Publishers, 2004.    
  • Jared Diamond. «Guns, Germs and Steel”. W. W. Norton, 1999.  
  • Isaac Asimov. «Cronología del Mundo». Editorial Ariel, 1992.      
  • Jean Plaidy. “Juramento sobre la Garza”. Javier Vergara Editor, 1983 
  • Diario ABC, España. “La falta de higiene propagó la peste negra. 17.01.2018

Por francisco

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