La historia: Francisco de Miranda nace en Caracas el 28 de Marzo de 1750, era el mayor de los diez hijos del comerciante canario Sebastián de Miranda Ravelo y de su esposa, la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez. Su primera educación estuvo a cargo de profesores particulares, a los 12 años fue inscrito en la Academia de Santa Rosa, y a los 17 sigue un curso de artes en la Universidad de Caracas. En 1769 su padre fue nombrado capitán de un batallón de la “Milicia de Blancos” lo que fue protestado por el ayuntamiento de la ciudad, compuesto por aristócratas mantuanos que consideraban a Sebastián Miranda como un “blanco de orilla” (de clase inferior), que era un comerciante, y para mayor escarnio casado con una panadera. La causa es llevada ante el rey que da la razón a Sebastián, pero este renuncia al cargo por las humillaciones recibidas. Siendo Francisco “un hijo de panadera” en un entorno clasista, a sus 20 años su familia decide enviarlo a España, donde podría labrarse un mejor futuro. En Madrid se dedica al estudio de las matemáticas, dibujo, inglés y francés y en 1772 su familia compra para él, por la respetable cifra de 85.000 reales, una plaza de Capitán  del Regimiento de Infantería de la Princesa.

Entre 1773 y 1779 presta servicios militares en Madrid, Granada, Melilla y Cádiz. El 28 de abril de 1780 se embarca en una expedición a La Habana como Capitán del Ejército de Aragón y Segundo Ayudante del General Cajigal. En 1781 forma parte de las tropas que España envió a La Florida en apoyo a los revolucionarios norteamericanos, su conducta en la toma de Pensacola, le vale ser ascendido a Teniente Coronel. Como hablaba bien el inglés, ese mismo año Cajigal  lo envía a la colonia británica de Jamaica para realizar un canje de prisioneros, pero con el plan secreto de efectuar un espionaje en las instalaciones militares de esa isla. Ambas misiones fueron realizadas exitosamente. En abril de 1782, participó en una expedición naval que conquistó la posesión británica de Bahamas y negoció la rendición de esas islas con el Vicealmirante inglés John Campbell, pero al regresar a La Habana en lugar de una felicitación encuentra dos órdenes de arresto, una por parte de la Inquisición, por posesión de libros prohibidos y pinturas obscenas; y otra donde se le acusa de contrabandista y de mostrar las fortificaciones de La Habana a los ingleses. Estas últimas acusaciones eran infundadas, como se demostraría luego.

Miranda cuenta con el respaldo de su superior, el General Cajigal, pero arriesga una injusta prisión y quizá la muerte, por lo que decide desertar y escapar a los Estados Unidos. El 10 de julio de 1783 llega a Carolina del Norte y durante 18 meses recorre casi toda la nación estudiando el proceso de la revolución norteamericana. Gracias a las cartas de presentación que le proporcionaron Cajigal y otros amigos, muchos de ellos afiliados como el mismo a los círculos masones, logra acceder y frecuentar a prominentes personajes, entre ellos a George Washington, Alexander Hamilton, Henry Knox, Samuel Adams y al Marqués de la Lafayette.

En diciembre de 1784 zarpó de Boston rumbo a Londres. En esta primera y corta estadía londinense se enfoca principalmente en resolver los problemas que tiene por haber desertado del ejército español. La idea de la independencia hispanoamericana está en su mente, pero no es aún un proyecto bien definido. El 13 de agosto de 1785 y durante los siguientes cuatro años, Miranda recorrerá la mayor parte del continente europeo, en Prusia, Rusia, Holanda, Suecia y Francia conocerá importantes personalidades, que lo reciben, ofreciéndole hospitalidad y ayuda financiera.

Vuelve a Londres en junio de 1789, para ese momento ya tiene bien claro su proyecto y  su sueño: Lograr la independencia de toda la América española creando una sola nación de nombre “Colombeia” (en honor a Colón), tomando como modelo a los Estados Unidos, que se habían independizado en 1783 y habían adoptado una constitución democrática. Pero para lograr este objetivo se necesitaba el apoyo de alguna potencia europea, al igual que los Estados Unidos, que contó con Francia para lograr su independencia. Durante esta estadía Londinense se reúne varias veces con el primer ministro inglés, William Pitt, quien se interesa en el proyecto, pero condiciona su apoyo solo para el caso en que exista una guerra entre el Reino Unido y España, lo que no sucede en los siguientes tres años. En 1792 Miranda viaja  a Francia, pensando que esa república podría darle la ayuda que busca

Llega a París en Marzo de 1792, eran los tiempos de la revolución francesa y el ejército de esa nación se encontraba desbandado. Hasta hacia poco toda la oficialidad y los altos cargos militares estaban reservados a la nobleza, que era ahora enemiga de la revolución.  El gobierno francés buscaba desesperadamente oficiales que los remplazaran y siendo Miranda un militar experimentado, que había participado como teniente coronel en la revolución americana y tenía el grado de coronel del ejército ruso (concedido por la zarina Catalina II de Rusia), el 11 de agosto de 1792 recibe una propuesta para ingresar al ejército de Francia con un alto grado. Miranda acepta y es nombrado Mariscal de Campo (equivalente a un general de brigada actual), a las órdenes del General  Dumouriez.

El 20 de septiembre de 1792 participa en la muy importante, «Batalla de Valmy», cuando las mermadas huestes francesas rechazan al ejército prusiano, considerado uno de los mejores del mundo. El triunfo entusiasma a la opinión pública y Dumouriez y sus oficiales son considerados como héroes nacionales. Miranda tiene otra actuación distinguida Cuando Dumouriez lo encarga de sitiar la ciudad de Amberes, en Bélgica, y el 29 de Noviembre logra tomar la ciudad y su puerto, pero además captura 102 cañones y otros pertrechos. Después de un mes de entrar al ejército francés es ascendido a teniente general (equivalente a general de división). A fines de ese año Dumouriez, debe ir a París y Miranda queda encargado de los tres ejércitos franceses que controlan Bélgica y Luxemburgo.

Con la llegada de 1793 comienzan tiempos difíciles para Francia y para Miranda: El 21 de Enero el rey Luis XVI es guillotinado, los radicales jacobinos toman el poder y comienza el «régimen del terror» cuando en solo 11 meses más de 15 mil personas morirán en la guillotina. El 1 de Febrero de 1793 Dumouriez ordena al venezolano tomar la ciudad holandesa de Maastricht. Miranda tiene reservas sobre el plan y así se lo hace saber a sus superiores, sin embargo obedece las órdenesy al mando de 12 mil hombres inicia el asedio, pero 40 mil soldados austríacos lo fuerzan a levantar el sitio. El 18 de Marzo, también siguiendo órdenes de Dumouriez ataca a los austríacos en «Neerwinden», donde sufrirá otra derrota. Dumouriez no reconoce sus errores, culpa al venezolano y huye del país. Miranda es arrestado el 19 de Abril, pero el 16 de Mayo el Tribunal Criminal Revolucionario lo declara inocente de los cargos. El 9 de Julio es encarcelado nuevamente y después de 18 meses de prisión, en Enero de 1795 es liberado. Intenta rehacer su vida en Francia, pero será objeto de más acusaciones, por lo que en Enero de 1798 decide regresar a Inglaterra.

Un detalle: Hasta sus nueve años vivió en una modesta casa en la esquina del Hoyo en Caracas, pero luego la situación económica de su familia mejoró sustancialmente, su padre, que era comerciante, llegó a poseer una cuantiosa fortuna que incluía importantes inmuebles y hasta siete esclavos, por lo que luego se mudaron a una amplia casa en la esquina de Padre Sierra. Lo increíble es que dicha casa, la del “Precursor de la independencia”, fue demolida en 1948 para dar paso a una supuesta modernidad.

Otro detalle: En su juventud Miranda aun compartía los valores de casta de la sociedad colonial, por ejemplo, los indígenas de La Florida, son calificados por él como “salvajes” y cuando estaba en Pensacola compró cuatro esclavos, para llevarlos a La Habana y revenderlos allí. Será  más tarde cuando colocará a los indios y negros en el mismo nivel de humanidad que los blancos.

Otro detalle: Desde los 21 años Miranda llevaba un archivo personal donde anotaba comentarios y observaciones de todo lo que iba encontrando en su paso por el mundo: Personas, paisajes, edificaciones, costumbres etc. Poco o nada escapa a su ojo examinador. Este archivo, de más de 67 volúmenes fue encontrado en 1926 en Cirencester, Inglaterra, y fue comprado por el gobierno de Juan Vicente Gómez por un monto de 3.000 libras esterlinas. Inicialmente fue puesto a disposición de la Academia Nacional de la Historia y reposa ahora en el Archivo General de la Nación. Es importante mencionar que en el año 2007 la UNESCO incluyó esta colección en el proyecto “Memoria delMundo».

Otro detalle: También a sus 21 años inició la construcción de su magnífica biblioteca que llegó a constar de más de 6.000 volúmenes. En su testamento Miranda pidió que sus libros le fueran donados a la Universidad de Caracas, como un gesto de agradecimiento por la sólida formación que allí  recibió, y hoy en día están bajo custodia de la Biblioteca Nacional.

Otro detalle: La primera ciudad que Miranda conoció en los Estados Unidos fue New Bern, que en ese momento era la capital del Estado de Carolina del Norte. Allí visitó el “Palacio Tryon”, construido en 1770 para residencia de los gobernadores ingleses. Hoy dicho palacio es un museo cuyo principal atractivo son sus jardines. Pero hasta 1991 no se sabía cómo eran los jardines originales, finalmente se encontró un plano de ellos, en Venezuela, en la Academia Nacional de la Historia. El arquitecto del palacio, John Hawks, se lo había obsequiado a Miranda en 1783 y este, en su afán de conservar todo lo que encontraba, lo había guardado en sus archivos.

Otro detalle: A fines de 1792 Francia, en guerra con España, estudia atacar los territorios españoles en América con una expedición de 12 mil soldados, y Miranda (en su mejor momento como general francés) es visto como el mejor candidato para liderarla, dada su experiencia militar y sus conocimientos de la región. Le ofrecen el lucrativo cargo de Gobernador de Santo Domingo, el se entusiasma, pero luego se entera de que la verdadera intención de los franceses es dividir la América Hispana entre Francia y otras potencias, a cambio de la paz, que es algo a lo que él no querrá asociarse y rechazará la proposición.

Otro detalle: Al enfrentar su  juicio ante el Tribunal Criminal Revolucionario Miranda contará con la brillante defensa del insigne abogado François Chaveau-Lagarde, que luego defenderá, sin el mismo éxito, a la reina María Antonieta que morirá guillotinada.

Otro detalle: En 1795 Napoleón Bonaparte conoció a Miranda, con quien compartió socialmente y que luego dirá sobre él: «Miranda es un Quijote, que no está loco».

Otro detalle: Por haber participado memorablemente en la Revolución Francesa a Miranda le fueron otorgados los títulos de “Héroe de la Revolución” y “Mariscal de Francia”. Es el único americano cuyo nombre está grabado en el Arco del Triunfo en París.

Otro detalle: Miranda era alto, bien parecido, elocuente, cautivador, se vestía bien y tenía fama de intelectual. Fue siempre un gran seductor; en sus archivos de este período abundan las menciones y cartas de mujeres con las cuales encontró placeres pasajeros. En Cádiz frecuentó a Pepa Luque, hija de un alto oficial español y a una tal María Teresa. En Cabo Francés (hoy Haití) se veía con la criolla Genevieve. En los salones de la alta sociedad de Nueva York conoció a una bella e inteligente muchacha, Susan Livingston, perteneciente a una muy distinguida y acomodada familia de la ciudad, Susan se enamoró perdidamente de él, pero vio frustrados sus planes de convertirse en su esposa. Entre 1795 y fines de 1797, en Francia, mantiene un amorío con Delphine Sebrán, Marquesa de Custine. Esta hermosa mujer tuvo muchos otros personajes como amantes, entre ellos el Vizconde Beauharnais, el primer marido de Josefina de Beauharnais (Josefina luego se casaría con Napoleón  Bonaparte y sería Emperatriz de Francia). Otro amante de Delphine fue el Vizconde de Chateaubriand, político y escritor francés, que dio el nombre al famoso «Filet Chateaubriand». Otro fue el Conde de Segur, militar y diplomático francés que en 1783, siendo coronel, llegó a Puerto Cabello y conoció Caracas. A fines de 1800 Miranda viaja de nuevo a Francia y se reencuentra con Delphine, que para entonces era amante del poderoso ministro de policía de Napoleón, Joseph Fouché. El celoso Fouché se encargó de que el venezolano fuera acusado de espía y expulsado de Francia.

Un último detalle: Se piensa que en 1787, durante su estadía en Rusia mantuvo un romance con la Emperatriz Catalina II, llamada “La Grande” (famosa por haber tenido numerosos amantes). Si bien no hay pruebas fehacientes de ello si se sabe que tuvieron una gran amistad, ella lo nombró Coronel del ejército ruso y a su partida del país envió cartas circulares a los representantes diplomáticos de Rusia con la orden de prestar ayuda a Miranda, entregándole  además letras de cambio y dinero en efectivo por un total de 15 mil rublos, una enorme suma para la época.

Fuentes:                                                                                                                                                                                           –

  • Tomas Polanco Alcántara.  «Francisco de Miranda». Ediciones. Ge., 1996 
  • Mariano Picón Salas. «Miranda» Colección Vigilia, 1960.  
  • Carlos Pi-Sunyer. “Miranda y Casanova”. Edics. Inciba-Ensayo uno,1967.                                                      
  • Inés Quintero. “El hijo de la panadera”. Editorial Alfa, 2014                                                                           
  • Francisco Martínez. “Francisco de Miranda, El Precursor”. Edicomunicación, 2001                         
  • Manuel P. Villatoro. “El Precursor”. ABC Historia, 2016                                                                                                                                                                                                                   
  • Wolfram Dietrich. «Francisco de Miranda». Ediciones Ercilla, 1942                                                             
  • Revista “Colonial Homes” Mayo 1994. Articulo Tryon Palace, New Bern  

Por francisco

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