La Historia: Marie Josèphine Rose Tascher de la Pagerie nació el 23 de Junio de 1763 en la caribeña isla de Martinica. De origen noble, era hija de Joseph-Gaspard de Tascher, Señor de la Pagerie. A los 16 años Josefina viajó hasta Francia con su padre y contrajo matrimonio con Alejandro, Vizconde de Baeuharnais con el que tuvo dos hijos, Eugenio y Hortensia.

El 2 de Marzo o de 1794 , durante el «reinado del terror» de la revolución Francesa, el Comité de Seguridad ordenó el arresto de Josefina y de su esposo por considerar que ambos estaban involucrados en los círculos contrarrevolucionarios. Josefina se libró del juicio gracias a la intervención de Robespierre, su marido en cambio fue considerado «aristócrata sospechoso»  y condenado a muerte. Al concluir el terror Josefina, en parte para sobrevivir, fue amante de diversas figuras políticas, entre ellas de Paul Barras, quien en esos momentos era la persona más poderosa del Directorio que gobernaba Francia.

Napoleón Bonaparte conoció a Josefina a través de Madame Tallien y se enamoró de ella, Barras le propuso entonces a Napoleón asumir el mando del ejército de Italia y casarse con Josefina (lo cual le permitía quitarse de encima a una amante de la cual ya estaba aburrido). Fue así como Josefina se casó con Napoleón el 9 de Marzo de 1796, ascendió con el a las más elevadas posiciones siendo coronada como emperatriz en 1804.

Cuando Josefina reconoció de que era incapaz de darle un hijo a su esposo, aceptó divorciarse. En 1811, Napoleón contrajo matrimonio con Maria Luisa de Austria, con la que tuvo el hijo que tanto ansiaba. Pese al divorcio Josefina se mantuvo en permanente relación con Napoleón y siguió amándolo hasta su muerte. Falleció el 29 de mayo de 1814 en su casa de La Malmaison y fue enterrada en la iglesia de San Pedro y San Pablo.

Un detalle: Una prima de Josefina, Aimee Dubuc de Ribery, también nacida  en la Martinica, a los doce años fue enviada a la ciudad francesa de Nantes para completar su educación. En 1784, cuando Viajaba de vuelta a Martinica su barco fue tomado por piratas bereberes y al darse cuenta de la gran belleza de Aimee decidieron entregarla al Bey (gobernador) de Argelia. El Bey a su vez, impresionado por la joven rubia, para ganarse el favor de su soberano la envía a Estambul como un regalo al Sultán. Cuando el Aislar Aga (eunuco a cargo del harem), lleva a Aimee al Sultán Abdulhamid este enseguida se enamora de ella y poco después la nombra “Primera Kadin” o primera esposa. Pronto Aimee tiene un hijo que más tarde llegara a ser el Sultán Mahmud II.

Otro detalle: Desde su posición privilegiada Aimee (su nombre musulmán era Naksh que significa “la bella”) induce al Sultán y al hijo de este, el futuro Selim III, para que hagan reformas que lleven a la occidentalización del Imperio Otomano y a abrir relaciones diplomáticas con Francia. En 1797 el primer embajador turco presentó credenciales en Paris y en 1806 una asombrada Josefina recibió de parte de su “desaparecida” prima, un regalo de 100 mantones de cachemir.

Es un capricho de la historia el hecho de que dos primas, provenientes de la pequeña y remota isla de Martinica (muy cerca de Venezuela), hayan llegado a ser, por caminos muy diferentes, esposas de dos de los monarcas mas poderosos del mundo: Josefina, Emperatriz de Francia y Aimee, Sultana del Imperio Otomano.

Nota: Algunos piensan que el relato sobre Aimee sea una leyenda romántica, sin embargo, si vemos y estudiamos la historia de Turquía, la existencia de Aimée es real y todos los hechos aquí relatados estan tomados de fuentes confiables.

Fuentes:  

  • Hubert Cole. “Josephine”. Dorchester Publishing Company, Inc. 1979    
  • Olivier Bernier – “The World in 1800”. John Wiley & Sons, Inc., 2000     
  • Barbara Chase Riboud – “La Grande Sultane”. Edit. Albin Michel. 2000

 

Por francisco

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