La historia: Nació en Florencia, Italia, el 3 de Mayo de 1469, en el seno de una familia noble empobrecida. Desde 1434 la rica familia Médici había gobernado en la ciudad, pero en 1494 fueron expulsados de la misma cuando Savonarola, un fraile radical, tomó el poder. Ese mismo año, Maquiavelo es nombrado Secretario del Exterior y realizó importantes misiones diplomáticas ante el rey de Francia, el emperador Maximiliano I y César Borgia. Pero en 1512, con el apoyo de tropas españolas los Médicis retoman el gobierno y Maquiavelo es encarcelado y torturado. Tras recuperar la libertad se retiró a las afueras de Florencia, donde se dedicó a escribir varias obras literarias y algunas comedias famosas, como «La Mandrágora», pero su obra maestra fue «El Príncipe», que dedicó a Lorenzo de Médicis.

Maquiavelo era un patriota que deseaba que un líder conquistara las diferentes regiones de Italia e hiciera de ellas una sola república, al estilo de la Roma antigua. «El Príncipe» es un corto libro que indica a ese líder, o príncipe, como forjar dicho estado a través de las guerras y luego mantenerlo, para ello debía ser taimado, despiadado, estar dispuesto a mentir e inclusive a traicionar su religión. Todos los medios son buenos para lograr un fin político: «Si se conquista un territorio se debe extinguir el linaje de su príncipe y desembarazarse de todos sus partidarios». «No se debe confiar en el ser humano, ya que este, en el fondo, es un ser de bajos instintos». «El Príncipe debe tener la astucia del zorro, para detectar las trampas y la ferocidad del león, para amedrentar a los lobos». «Es importante calcular de antemano las medidas y crueldades que serán necesarias y aplicarlas simultáneamente, luego se debe dar al pueblo una sensación de seguridad; pero teniendo siempre la espada desenvainada». «Pero al mismo tiempo el  príncipe debe ser un actor y representar el papel de un hombre devoto, bueno y compasivo, para que sea amado por el «vulgo» (el pueblo), que es lo que más abunda en las sociedades, y del cual hay que obtener el apoyo».

En 1523, el Papa Clemente VII, le dio a Maquiavelo el cargo de superintendente de fortificaciones, pero en 1527, las tropas de Carlos I de España tomaron y saquearon Roma, lo que trajo consigo su retiro político, murió el 21 de Junio de ese mismo año. Desde entonces los líderes mundiales han seguido sus consejos sin recato, pero evitan identificarse con él, ya que su nombre es sinónimo de astucias políticas y cínicos engaños.

Un detalle: El Príncipe se convirtió en el libro prohibido que todos los estadistas leían en secreto. Carlos V, Federico el Grande, Washington, Napoleón, Mussolini y Churchill, entre otros, fueron seguidores de Maquiavelo, si bien cada uno de ellos, en público, lo criticaba. Una excepción era Lenin, que hablaría del florentino con gran admiración y que seguiría al pie de la letra sus consejos: Mató al antiguo príncipe (el Zar Nicolás II), a la familia de este y a sus más allegados, creando nuevos cargos y títulos, aplastó todo tipo de disidencia con brutalidad, confiscó los bienes de la iglesia y dio beneficios a la mayoría (al pueblo).

Otro detalle: Francisco de Miranda fue un lector de Maquiavelo; en la lista de libros de su primera biblioteca figuran cuatro volúmenes de sus obras, y en 1796  acusó al Primer Ministro Británico, William Pitt, de no tener otra guía política que «El Príncipe». Simón Bolívar, por su parte, fue otro lector asiduo de «El Príncipe», su edecán y confidente, Daniel Florencio O’ Leary, menciona en sus memorias que a pesar de que Bolívar condenaba sus enseñanzas, «siempre tenía a mano este libro y conocía a fondo cuanto contenía». Rómulo Betancourt, «El padre de nuestra democracia», utilizó muchas veces a Maquiavelo como guía de las conductas humanas, lo usó también como epíteto para acusar al adversario y además siguió sus consejos: En 1945, siendo Presidente interino de Venezuela, encarceló y llevó a Juicio a sus opositores, de los bandos medinistas, lopecistas y somocistas.

Un último detalle: A pesar de su solemnidad al ejercer la diplomacia, de su fama como gran estadista y literato y de ser un devoto funcionario del Papa. Maquiavelo era una persona alegre y jovial. Disfrutaba el compartir y beber vino con sus amigos hasta altas horas de la noche. Estaba casado, pero aun así era un gran mujeriego; siendo bien parecido y con mucho talento, no es de extrañar que también las mujeres gustasen de él. 

FUENTES                                                                                                                                                        

  • Niccolo Machiavelli. «Il Principe». Tipografía Olivero e.C., 1924. 
  • Emil Ludwig. «Biografías, Maquiavelo». Editorial Juventud, 1966.   
  • Indro Montanelli, «L’Italia dei secoli d’oro». Rizzoli Editori, 1978.    
  • Edgardo Mondolfi G. «Maquiavelo Criollo». El Nacional, 14 Julio 2013.

Por francisco

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