La Historia: María Josefina Tascher de la Pagerie, nació en Martinica (muy cerca de Venezuela) el 23 de junio de 1763. Pertenecía a una noble familia francesa, dueña de una gran plantación de azúcar en esa isla. A los 16 años era de buena figura, mas graciosa que bonita, muy dulce, amigable y sobretodo dotada de una gran sensualidad. A esa edad fue enviada a Paris para casarse con el Vizconde Alejandro de Beauharnais, un año mayor que ella y oficial del ejército francés. Del matrimonio nacerían dos hijos, Eugenio y Hortensia.

En Diciembre de 1782 su esposo viajó a Martinica, para trabajar como asistente del gobernador, Josefina se quedó en París, porque estaba por dar a luz a Hortensia. Poco después Alejandro la repudia, según dice, al encontrar en la isla pruebas de que antes de casarse Josefina había sido promiscua (lo cual coincide con las memorias del General Claude Tercier, que menciona haber tenido un «affaire» con la adolescente Josefina, en Martinica). La pareja se separa, y ya libre, Josefina comienza a coleccionar amantes.

En Marzo de 1794, en el llamado «reino del terror» de la revolución francesa, Alejandro y Josefina son acusados de «aristócratas conspiradores» y son encarcelados en el mismo presidio. Durante su arresto los esposos reanudarían sus relaciones conyugales, pero Josefina  además mantendría relaciones con otro recluso, el apuesto General, Lazare Hoche. En Julio de ese año Alejandro es guillotinado; y un mes más tarde Josefina es liberada.

Poco después, para aliviar sus penurias económicas, seduce a Paul Barras, el hombre más poderoso de Francia en ese momento y se hace su amante oficial. Pero en 1795, Barras, para quitársela de encima, le presenta al joven General Bonaparte, que se enamora perdidamente de ella. Josefina no ama a Napoleón, pero él le garantiza una seguridad económica. Se casan en de Marzo de 1796. Durante las ausencias de Napoleón, cuando este comandaba los ejércitos franceses en Italia y Egipto, Josefina reanudaba su vida licenciosa.

A fines de 1799 Bonaparte lideró un golpe de estado, fue nombrado Primer Cónsul y en 1804 se auto coronó como Emperador de Francia, coronando a Josefina como emperatriz. Pero cinco años después, al no haber podido dar un heredero al trono, tuvo que aceptar el divorcio. Murió en su residencia, «La Malmaison», el 29 de Mayo de 1814.

Un detalle: El historiador francés, Guy Breton, dice que cuando Josefina fue amante de Barras, se efectuaban en su casa frecuentes orgías, en las que participaban, además de ellos, sus amigas, Madame Tallien, Madame Hamelin y los dos vigorosos guardaespaldas de la Tallien. El mismo Barras escribió: «La Beauharnais todo lo debía a ese mismo arte erótico, calculado y refinado, que usan en su oficio las prostitutas de Paris». Y el famoso Marques de Sade (de donde viene la palabra sadismo), en su sátira «Zoloé y sus dos acólitas» identifica claramente a Josefina con su personaje, la cortesana Zoloé, que utiliza su sexualidad para obtener beneficios financieros y satisfacer su libido.  

Otro detalle: Mientras Napoleón le escribe apasionadas cartas de amor desde Italia, Josefina, se entretiene teniendo diversos amoríos, pero luego enloquece por un apuesto teniente, Hippolyte Charles. Bonaparte, informado de ello, la obliga a reunirse con él en Milán, pero luego parte hacia Egipto y Josefina reanuda sus relaciones con Hippolyte. Napoleón se entera de ello en El Cairo y desesperado le escribe a su hermano que repudiará a Josefina por sus muchas infidelidades, pero la carta es interceptada por los ingleses y publicada en varios diarios. Bonaparte se convierte en el hazmerreir del momento y es apodado «Cornaparte». En 1799 Napoleón regresa sorpresivamente a Francia, Josefina, al enterarse, corre a su encuentro, su esposo no la quiere ver y ella pasa toda la noche llorando e implorando perdón ante la cerrada puerta de su habitación, y finalmente fue  perdonada.

Otro detalle: En una conocida carta, Napoleón le escribe a su mujer: «Adorada Josefina, ‘llego a París en tres días. ¡No te bañes!”. El curioso mensaje sugiere que los olores más naturales de su mujer, ejercían un efecto afrodisiaco en el Emperador francés.

Un último detalle: Cuando se retiró a «La Malmaison», Josefina se dedicó al cultivo de jardines y flores, nombrando como superintendente de jardinería al botánico Aimé Bonpland, que estuvo con Humboldt en Venezuela durante más de un año.

FUENTES:     

– Andrea Stuart. «The Rose of Martinique». Grove Press, 2004

– Daniel Meyerson. «La Pasión por Egipto». Editorial Vergara, 2004                                                          

– Matilde Muñoz. «Napoleón, sus cartas de amor a Josefina» Editorial. Diana, 1965                                                        

Por francisco

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *