La historia: María Paulina Buonaparte, hermana de Napoleon, nació el 20 de octubre de 1780 en Córcega, hija de Carlo Buonaparte y su esposa Letizia. Su infancia la vivió en su isla natal, pero cuando tenía trece años, por causas políticas, su familia tuvo que huir a Marsella. Ya a esa edad era muy bella, y tenía un cuerpo exuberante, lo que le atrajo legiones de admiradores que caían a sus pies. Era muy coqueta y gustaba de la seducción y las frivolidades. A los 15 años se apasionó del político Stanislas Fréron, que tenía cuarenta años y una amplia reputación de mujeriego. El fue su primer amante, su primera revelación. Freron hizo una oferta de matrimonio, que fue rechazada por la familia Bonaparte. Poco tiempo después un general del ejército, Víctor Emmanuel Leclerc, se enamoró perdidamente de ella y en una oportunidad ambos fueron sorprendidos en delito flagrante, en un diván. Fueron obligados a casarse y un año más tarde, en 1798, dio a luz a su único hijo, al que bautizaron «Dermide».

En 1801 Napoleón confió a Leclerc el mando de una gran expedición militar a Haití, con el fin de recuperar para Francia esa muy rica colonia azucarera que había caído en manos de esclavos rebeldes. Una vez allí, Paulina se dio cuenta de que la sociedad no era tan provinciana como ella había pensado, encontró bailes, fiestas y según dice en sus memorias Paul Barrás (que fue líder del Directorio y amigo de Napoleón): «Tuvo amoríos no solo con los blancos, sino también con los negros, deseosa de establecer comparaciones». Pero las guerrillas internas y sobre todo, la fiebre amarilla, diezmaron las tropas francesas, que al final debieron retirarse de la colonia. Entre los muertos por la epidemia se encontraba el joven General Leclerc. Paulina  desolada, se cortó su larga cabellera y la depositó junto al cuerpo de su marido en el ataúd, tras lo cual regresó con su pequeño hijo a Francia.

El duelo y la pena de Paulina no duraron mucho, ya en Europa retomó sus fogosos hábitos e iba de fiesta en fiesta llevando vestidos tan transparentes que uno podía ver la perfección de su cuerpo a través de la tela. Para agosto de 1803, apenas diez meses después de la muerte de su primer esposo, se estaba casando con el príncipe italiano Camilo Borghese, uno de los hombres más ricos de Italia, pero algo tonto e ignorante, por lo que ella muy pronto buscó nuevos amantes y enseguida empezaron a correr rumores de que el príncipe no dio la talla a Paulina, acostumbrada a hombres mejor dotados, no precisamente en lo económico.  

En 1814 Napoleón perdió el poder y fue exilado a la isla de Elba, Paulina se reunió con él y se dedicó a hacer la vida más serena a su querido hermano; y para no perder la costumbre, a seducir a sus oficiales. Cuando Napoleón murió en Santa Elena en 1821, ella derramó lágrimas amargas. Paulina falleció el 9 de Junio de 1825, a los 44 años de edad, dejando tras de sí una vida llena de escándalos e innumerables amantes.

Un detalle: Entre esos «innumerables amantes» de Paulina se pueden mencionar algunos muy famosos, como el Príncipe de Metternich, Ministro de Exteriores de Austria y artífice del «Congreso de Viena», cuando la Europa post napoleónica regresó a sus antiguos monarcas. El aristócrata polaco Jósez Poniatowski, Ministro de Guerra del Gran Ducado de Varsovia y luego Mariscal de Napoleón. El gran violinista Niccoló Paganini, a quien, Paulina llevó a un caserío de los Alpes, adonde consumaron su fugaz amor. El intelectual Nicolás de Forbin, pintor y curador del Museo del Louvre. El compositor italiano Giovanni Pacini, que escribió la ópera «La esclava de Bagdad», inspirada en Paulina. El teniente Hipólito Charles, que también fue amante de su cuñada, Josefina, la esposa de Napoleón. El afamado general Thomas Dumas, que sirvió a las órdenes de Napoleón en Italia y Egipto, padre del gran novelista Alejandro Dumas. Y Antonio Canova, el escultor más grande de su época, quien la inmortalizó, desnuda, en su famosa obra «La Venus triunfante».

Otro detalle: Cuando le preguntaban a Paulina «cómo había podido posar desnuda para Canova», ella respondía: «¿Y por qué no?, no hacía frío, ese estudio era caliente como el infierno».La estatua de Paulina avergonzó tanto a su marido, que la hizo esconder en un lugar donde nadie pudiese verla, pero la vida es irónica, años más tarde fue encontrada y puesta en exhibición permanente en el Museo de Villa Borghese de Roma y desde entonces todo el mundo puede contemplar la desnudez de su esposa.

Un último detalle: Esta bien documentado que 1802, cuando los esposos Leclerc  estuvieron en Haití, uno de los líderes de la rebelión negra, el mulato Alexander Petion, mantuvo una relación amorosa con Paulina, mientras duró la misma Petion no hostilizó a las tropas francesas, pero luego vino la ruptura y sus hombres causaron incontables daños a las fuerzas de Leclerc. 14 años más tarde, ya como Presidente de Haiti, Petion contactó a Bolívar, que a la caída de la «Segunda República» se encontraba refugiado en Jamaica, y le dio armas, barcos y soldados para retomar la lucha por la independencia americana.

Fuentes:   

  • Enrique Salgado Gómez. «Paulina Bonaparte». Editorial Plaza & Janes 1963.
  • Flora Fraser. «Pauline «Bonaparte, Venus of Empire». Alfred A. Knopf, 2009   
  • Antonella Di Bugnano. «Napoleone aveva tre sorelle». Edit. M. Pacini Fazzi, 1998    
  • Joseph Turquan. «Les soeurs de Napoleon». Eds. Frederique Patat. 2014.                                               

Por francisco

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